Las mujeres producen más de la mitad del alimento en los países en desarrollo y, sin embargo, son las que más sufren el hambre y la desnutrición: ¿por qué?
El hambre se abre paso en la vida de las familias en situación de pobreza, afectando despiadadamente a la salud, energía, recursos, el tiempo y la estabilidad de las niñas y las mujeres.
Cuando escasean los alimentos, las mujeres son las últimas en comer y las que menos comen. Debido a la discriminación, la mayor parte de los alimentos y los recursos van para a los niños y los jóvenes.
Las mujeres, que producen más de la mitad del alimento en los países en desarrollo, son las que padecen mayor inseguridad alimentaria, llevando sobre sus hombros una de las mayores cargas que alguien puede llevar: pasar hambre.
El mundo está sumido en una crisis alimentaria mundial sin precedentes. En 2019, el número de personas que sufren hambre se ha más que duplicado, pasando de 135 millones a 345 millones.
Pero detrás de estas cifras se esconde una triste realidad desconocida para muchos: son las mujeres y las niñas en situación de pobreza las que pagan el precio más alto.
De los millones de personas que padecen hambre, casi dos tercios son mujeres y niñas. Datos muy bien conocidos, por desgracia, entre los trabajadores de nuestros centros y los voluntarios de nuestras iglesias colaboradoras.
A medida que aumentan los costes y escasean las cosechas, las familias sufren y en ocasiones tienen que separarse.
En Kenia, asolada por la sequía, esta madre llamada Fransciska no tuvo más remedio que dejar a su bebé al cuidado de un vecino: «A menudo camino largas distancias para buscar agua o comida. A veces he caminado hasta 15 kilómetros, sólo para volver con las manos vacías».
En la lucha por la supervivencia contra el hambre, la vida de las mujeres se ve abrumada por una gran cantidad de problemas añadidos. Para apaciguar el hambre de sus hijos mayores, muchas madres renuncian a la comida, lo que aumenta el riesgo de desnutrición para ellas y para sus hijos lactantes.
«Sin comida, no hay forma de detener las lágrimas de los niños», explica Nonkishu, otra madre de Kenia. «Como madre, me siento triste e impotente».
Para escapar a una vida de penurias, otras niñas menores de 15 años se ven obligadas a casarse con hombres mayores a cambio de sumas de dinero que ayuden a alimentar a sus familias. Ante la desesperación, las familias toman esas terribles decisiones para tener una boca menos que alimentar.
El hambre niega a niñas y niños la posibilidad de estudiar, obligándoles a caer en situaciones extremas como los trabajos forzados, los matrimonios concertados e incluso la trata de seres humanos.
Durante todas las crisis, las niñas suelen ser las primeras en abandonar la escuela y las últimas en regresar. La falta de educación agrava aún más la situación de pobreza y la explotación, haciendo casi imposible que las niñas salgan adelante en la vida.
Supreme Agbovi, responsable de Compassion en Ghana, afirma: «Cuando una niña es obligada a casarse, su educación se ve truncada. No tiene ninguna esperanza, porque está sometida a la voluntad de un hombre mucho mayor que ella».
El hambre y sus duras consecuencias son la causa de innumerables discriminaciones. Si no pasamos a la acción, los gritos de dolor de niñas, jóvenes y mujeres en situación de pobreza seguirán silenciados.
Juntos, podemos cambiar esta realidad. Juntos, podemos responder al hambre con esperanza.
En el Día Internacional de la Mujer, puedes marcar la diferencia ayudando a una niña.
El programa de apadrinamiento de Compassion trabaja con más de 8.000 iglesias locales de todo el mundo para responder al hambre con esperanza.
Tu apadrinamiento ayuda a rodear a un niño o niña en situación de pobreza de una red de apoyo que protegerá su infancia y su futuro.
Tu generosidad le proporcionará alimentos nutritivos, apoyo para su crecimiento, atención médica, educación y la maravillosa oportunidad de recibir las buenas noticias de que, ¡Jesús ama a todos los niños y tiene un propósito para su vida!
Con tu ayuda, podemos darle a un niño la oportunidad de recibir ayuda y apoyo.
Apadrina ahora: juntos, podemos marcar la diferencia.