En medio de tanto sufrimiento, la necesidad puede parecer abrumadora. Sin embargo, los centros Compassion y las iglesias colaboradoras siguen ayudando a los niños más vulnerables.
En un pueblo de Haití hay un imponente árbol de mango, justo a la salida de la iglesia. En agosto, los frutos caen al suelo como grandes joyas brillantes. Los niños las recogen, mientras el dulce jugo fluye por sus brazos y rostros. Se los llevan a casa para repartir con sus hermanos y padres.
Pero la temporada del mango está a punto de terminar.
«La cruda realidad es que cuando termina la temporada del mango, los niños no saben qué van a comer», dice Jonathan, de Compassion Haití.
«El pueblo haitiano es fuerte. A pesar de las dificultades, siempre intentan seguir adelante», explica Abbel, de Compassion Haití. «Sin embargo, ahora mismo la situación es catastrófica. La gente lucha por comer, aunque sea una vez al día».
La crisis está causada en gran parte por el conflicto. Desencadenada por la agitación política, la violencia de las bandas ha sumido en el caos varias regiones del país.
Los saqueos diarios, la violencia y los cortes de carretera han hundido a muchas familias. Muchos han huido de sus hogares: casi 200.000 personas, la mitad de ellas niños, son desplazadas.
Haití importa la mitad de sus alimentos, pero los controles de carretera impiden que lleguen a las familias. «La mayoría de los alimentos que comemos en Haití son importados», explica Jonathan, de Compassion Haití. «Los barcos suelen llegar a la capital, pero es difícil que los alimentos lleguen al sur del país».
«Aunque las familias tenían algunos ahorros, lo utilizaron todo para comida. Ahora no les queda nada»..
A pesar de los desafíos de Haití, sigue habiendo apoyo de las iglesias. Las iglesias colaboradoras con Compassion han estado junto a las familias durante terremotos, huracanes, disturbios y pandemias. Estaban antes de la crisis alimentaria, estarán durante y seguirán estando cuando la crisis haya terminado.
En Haití, Compassion y 77 iglesias locales ya están ayudando a más de 31.000 niños.
«Todos los niños inscritos en el programa de Compassion reciben un kit de alimentos», añade Abbel. «Gracias al amor de Cristo, comparten con sus vecinos lo que reciben».
Fijaos en estos niños: a pesar de todo lo que pasan, llevan alegría a la vida de todos.
Rose
Rose Mirline sueña con ser agrónoma, experta en gestión del suelo y producción agrícola. A los 10 años ya lo tiene claro: la agricultura puede ayudarnos a acabar con la pobreza.
Gina
Esta niña de 10 años adora observar a sus profesores mientras explican la lección. Sueña con ser parte de la próxima generación de profesores para poder devolver todo lo que está recibiendo.
Fawens
Claudiana quiere ser enfermera cuando sea mayor. «Ver a mi madre enferma me hace daño», dice. «Un día me gustaría ayudar a mi madre y a cualquiera que esté sufriendo».
En medio de esta crisis, las iglesias colaboradoras de Haití saben que Dios está con ellos. «Y una vez que tenemos a Dios con nosotros, hay mucha esperanza para el futuro», dice Abbel. «Y sabemos que podemos contar con Dios y nos apoyamos en su Palabra que nos ayudará a salir adelante».
Con tu ayuda, podemos darle a un niño la oportunidad de recibir ayuda y apoyo.
Apadrina ahora: juntos, podemos marcar la diferencia.