Después de un largo día recogiendo y vendiendo leña, Biritu vuelve a casa con sus dos hijos pequeños de 11 y 6 años.
Al llegar a casa, sus niños siguen con la mirada cada uno de sus movimientos, esperando a que su mamá encienda el fuego para preparar la cena.
Cuando el marido de Biritu los abandonó, la familia se quedó sin un sustento. De repente, Biritu tenía que proveer sola para sus dos niños pequeños, sumando a esto, la inflación e irregularidad para conseguir un trabajo.
"Esa época de mi vida estaba llena de momentos tristes, en especial, porque no podía alimentar a mis hijos", nos narra Biritu. "La mayoría de las noches, al volver a casa, el corazón se me encogía al ver a mis hijos esperando a que les preparara algo de comida".
Los alimentos que se podían permitir eran harina, patatas y col, ya que, en un día normal, Biritu gana 50 Birr (0,95 UD$). Con sus ingresos, no puede hacer frente al aumento de los precios. Muchas familias se encuentran en esta misma situación.
Desperada ante su situación, una noche Biritu decidió dejar a sus niños en casa y salir corriendo al río más cercado para terminar con su vida.
"No aguantaba más ver el rostro de mis hijos esperando un poco de comida y no tener nada que darles. Muchas noches se iban a dormir con hambre. ¡Solo quería terminar con esa miseria!".
De pie en la orilla del río, Dios trajo consuelo al corazón de Biritu y le recordó que ella no estaba sola, Él traería la ayuda necesaria.
Dos días después de esa oscura noche, el centro Compassion donde está inscrita Helen, hija de Biritu, la llamó para avisarle que le habían preparado provisiones.
"Lloré cuando me dijeron que viniera a recoger 50 kilos de harina y aceite de cocina", nos comparte Biritu.
"Me estremezco cada vez que pienso en el día en que casi acabo con mi vida. Doy gracias a Dios porque me mostró que no estaba sola".
Muchas familias alrededor del mundo han estado sufriendo la devastadora crisis alimentaria global, y siguiendo nuestro compromiso con los niños, en Compassion hemos estado proveyendo cestas de alimentos, suplementos nutricionales, alimentos terapéuticos y ayuda de primera necesidad.
Meklit es una de nuestras colaboradoras en el centro Compassion donde asiste Helen. Nos cuenta que está siendo muy difícil llevar ayuda a todas las familias debido a la inflación en el precio de los alimentos, pero aún no así no pierden la esperanza.
"Estamos muy agradecidos por la provisión que recibimos a través de los fondos de Compassion. Personalmente, lo tomo como una oración contestada; una confirmación de que Dios escucha nuestro clamor", nos expresa Meklit.
Para Biritu, regresar a casa cada noche se ha vuelto más fácil al saber que no está sola y que sus hijos tendrán alimentos para ese día. Ahora las miradas de sus niños se llenan de ilusión al ver que su mamá enciende el fuego para preparar la cena.
Biritu concluye diciendo: "Siento paz al saber que tendremos comida en casa. Las tardes ahora están llenas de risas, aunque mis niños siguen pensando que no debemos comer mucho para no quedarnos sin comida. Me rompe el corazón al escuchar la preocupación de mis hijos, pero ahora sabemos que Dios no nos dejará solos".
Con tu ayuda, podemos darle a un niño la oportunidad de recibir ayuda y apoyo.
Apadrina ahora: juntos, podemos marcar la diferencia.