En Uganda, Doreen (antigua alumna de Compassion), dirige un refugio que protege a las niñas vulnerables de la explotación sexual, los abusos y la violencia.
En Uganda, la trata de seres humanos va en aumento, pues los delincuentes tienen en el punto de mira a familias y niños vulnerables. Un informe reciente calcula que unos 12.000 niños han sido víctimas, lo que supone un aumento del 30% en los dos últimos años.
Doreen sabe lo que es vivir en pobreza. Su padre murió de un disparo cuando ella tenía sólo seis años.
«Mi madre, mis hermanos y yo vivíamos juntos en una habitación, sin electricidad ni suelo. Éramos los más pobres de entre los pobres. Recuerdo a mi madre sirviéndonos comida, diciendo que comería más tarde, pero cuando miraba en la olla, estaba vacía».
La necesidad de dinero obligó a Doreen a abandonar la escuela, que en Uganda no es gratuita. A los 6 años, rompía piedras al borde de la carretera para venderlas a los albañiles: «Fue traumático para todos nosotros. Parecía que no había esperanza para nuestra familia».
Milagrosamente, la madre de Doreen se enteró de la existencia de Compassion y dos de sus hijos fueron inscritos en el programa de la iglesia. «Recuerdo haber bailado de alegría en casa: ¡volvía a la escuela! ¡Volvía la esperanza a nuestra familia!»
«Los obreros de Compassion nos mostraron mucho amor. No sólo recibimos apoyo educativo, sino también atención médica, comidas fantásticas en el centro y la posibilidad de jugar. El hecho de que mi hermano y yo recibiéramos una educación significaba que podíamos mantener a toda nuestra familia. Ahora, como adultos, todos mis hermanos y yo tenemos trabajo y cuidamos de nuestra madre. Ella es mi heroína».
De niña, Doreen empezó a soñar sobre cómo podría ayudar a sus semejantes. Sabía que superar el dolor era posible. Compartió su sueño con su profesora del centro Compassion, que la ayudó a matricularse en un curso de ciencias sociales en la universidad.
En Compassion, queremos que todos los niños reciban toda la atención, las habilidades y el estímulo que necesitan para hacer uso de los talentos que Dios les ha dado. Cuando ayudas a una niña, como Doreen, pasas a formar parte del increíble equipo que la rodea: profesores de Compassion, pastores de iglesias locales y una comunidad que enciende la esperanza de un futuro mejor.
Desde 2021, Doreen ha creado un centro para la recuperación de niñas víctimas de explotación sexual, trata y abusos: «Parecía difícil financiar un proyecto como el que tenía en mente, ¡pero Dios proveyó!».
Desde su apertura, Doreen ha rescatado a 71 niñas. Las niñas acuden al centro de acogida y cada una recibe un programa de rehabilitación individualizado.
«Lo primero que decimos a las chicas que llegan es: ahora estáis a salvo», explica. «La mayoría no estudia, así que tenemos un profesor que les ayuda a prepararse para volver a la escuela. También les ayudamos a obtener justicia».
Cuando las niñas están preparadas, Doreen y sus colaboradores (dos de los cuales son antiguos alumnos de Compassion como ella) les encuentran un hogar seguro, lejos de sus agresores.
Sin ayuda, una niña que vive en la pobreza es vulnerable e impotente para cambiar su situación o su futuro. Todos los niños que viven en la pobreza son vulnerables, pero las niñas corren mayor riesgo de sufrir abusos y explotación.
Juntos podemos rodear a las niñas de un equipo de profesores, trabajadores, voluntarios y padrinos. ¡Juntos podemos ayudar a las niñas a descubrir los talentos que Dios les ha dado!
Apadrina a una niña y ayúdala a superar los muchos obstáculos que enfrenta. Ayúdanos a defender sus derechos garantizando educación, atención médica y protección contra el abuso y la violencia.